Una nueva generación de inteligencia artificial comienza a tomar protagonismo y promete revolucionar los servicios financieros tal como los conocemos. Se trata de los llamados agentes de IA autónomos, sistemas capaces de ejecutar tareas complejas con poca o ninguna intervención humana. Su adopción podría impactar de manera significativa diversas áreas del sector, desde la gestión de inversiones y el análisis de riesgos, hasta los procesos regulatorios y la interacción con los clientes.
A diferencia de los conocidos chatbots, como ChatGPT, que funcionan siguiendo instrucciones preestablecidas, los agentes de IA tienen la capacidad de aprender mientras actúan. Esto les permite adaptarse sobre la marcha, interactuar con otros sistemas de manera autónoma, y optimizar sus decisiones en tiempo real. En términos simples, no solo responden a preguntas, sino que toman decisiones, ejecutan acciones y ajustan sus objetivos según las condiciones del entorno.
El reporte de Citi “AI in Finance Bot, Bank & Beyond”, señala que las entidades bancarias figuran entre los actores no tecnológicos que más han invertido en innovación digital a lo largo del tiempo. Todo indica que esta tendencia seguirá en alza ante el potencial transformador de estos agentes inteligentes. Por ejemplo, podrían operar como asesores financieros autónomos, capaces de analizar mercados en tiempo real, anticipar movimientos y reajustar estrategias antes de que lo haga un operador humano.
Pero su potencial no termina ahí. También podrían rediseñar por completo el cumplimiento normativo, una de las áreas más sensibles del sistema financiero. Hoy, muchos algoritmos verifican si un documento cumple con determinada regulación. Un agente de IA, en cambio, podría generar todo un sistema de cumplimiento dinámico, capaz de adaptar las operaciones internas de una empresa ante cualquier cambio en la normativa vigente, sin necesidad de ser reprogramado.
Un estudio de McKinsey estimó que la IA generativa podría agregar hasta US$4,4 billones anuales a la economía global. Aunque esa cifra incluye múltiples sectores, el financiero es uno de los que más se beneficiaría, y los agentes autónomos jugarían un rol clave en esa transformación. Sin embargo, no todo es optimismo: solo en Wall Street se proyecta que podrían desaparecer hasta 200.000 empleos debido a la automatización. Aunque aún es pronto para conocer el alcance exacto de este cambio, la señal es clara: los perfiles laborales en el sector financiero, y el asegurador dentro de este último, deberán adaptarse.
En América Latina, donde aún existe una importante brecha de inclusión financiera, cerca del 45% de los adultos no accede a productos financieros formales, según la CEPAL, la implementación de tecnologías autónomas podría generar oportunidades interesantes. Modelos más inclusivos de evaluación crediticia, atención personalizada a clientes no bancarizados o servicios digitales que operen incluso en zonas alejadas, son algunos posibles impactos positivos.
En Chile, el ecosistema fintech/insurtech ha ganado protagonismo en los últimos años. La Ley Fintech N°21.521, recientemente promulgada, establece un marco regulatorio que busca adaptarse a los desafíos de la innovación financiera. Este contexto podría facilitar la entrada y prueba de agentes de IA autónomos en segmentos como asesoría financiera digital, scoring de riesgo y automatización de procesos en aseguradoras. El desafío será garantizar que estos desarrollos se implementen con estándares robustos de ética algorítmica y ciberseguridad.
El sector insurtech, donde convergen los seguros tradicionales y las soluciones tecnológicas, se espera sea impactado por una transformación profunda con la adopción de estas herramientas. Aquí, los agentes de IA podrían revolucionar desde el diseño de productos hasta el procesamiento de siniestros, pasado por el proceso de asesoría financiera que involucran muchos de los seguros de vida y vida con ahorro, en su proceso de venta y mantención Se vislumbra un futuro con seguros dinámicos, capaces de modificarse automáticamente en función de los hábitos del cliente o de circunstancias imprevistas. Podrían permitir una evaluación de riesgos más detallada y adaptable, lo que ayudaría a ofrecer seguros más justos y accesibles.
Gracias al uso de datos masivos y modelos predictivos, este tipo de personalización avanzada tiene el potencial de minimizar el fraude, optimizar el servicio al cliente y ampliar la cobertura hacia poblaciones tradicionalmente marginadas del sistema asegurador.
Los agentes de IA no vienen a reemplazar a los asistentes conversacionales como ChatGPT, sino a expandir sus límites. Representan un paso hacia sistemas que no solo informan, sino que actúan y evolucionan por cuenta propia. Aunque aún estamos en las primeras etapas de esta tecnología, lo que ya se vislumbra es una transformación tan compleja como inevitable para la industria financiera global y especialmente para los mercados emergentes.
Fuente: https://www.forbesargentina.com/