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¿Dónde está el piloto?

August 18, 2022

La ciudad china de Shenzhen, la “Silicon Valley” del gigante asiático, tiene la misma cantidad de habitantes que Chile: 18 millones de personas. Su flujo de tránsito es intenso, muchos autos corriendo de un lado a otro, muchos individuos circulando por aquí y por allá, 5 millones de kilómetros de carreteras. Por eso la noticia de que los nuevos vehículos automáticos –sin chofer- empezarían a tener vida propia en la vía pública a partir de agosto fue vista con curiosidad y preocupación por algunos.

Es la inteligencia artificial que avanza sin límites a nivel mundial. Autos que gracias a un robot interno mueven el volante sin que medie un conductor de carne y hueso. El primero en conseguir los permisos oficiales del gobierno chino fue la marca Baidu Inc. Se estima que a fines de este año debieran circular por Shenzhen 600 de estos robotaxis. Y Estados Unidos no quiere quedarse atrás en esta nueva carrera y ya ha hecho pruebas hace poco de la mano de la empresa Cruiser.

Cuando los robotaxis irrumpan de manera masiva y global, supondrá un cambio de paradigma en la industria. La efervescencia es tal que el ecosistema asociado a esta tecnología ha sido comparado con la llegada del hombre a la luna. Sin embargo, el tener vehículos sin piloto a bordo y lograr que funcionen a la perfección, implicará  que las personas a que hoy trabajan taxeando o haciendo Uber tendrán que repensar como entregar valor en el área y reinventarse.

¿Qué otros desafíos implican estos cambios para el ecosistema asegurador?. ¿Qué se va a asegurar cuando hablemos de seguros de auto por ejemplo, la ejecución de un software, el accidente mismo, los terceros afectados o todos los anteriores?, ¿necesitaremos data de accidentabilidad para llegar a la tarificación optima de este tipo de riesgos?, ¿o al ser un riesgo informático, asociado a la tecnología el riesgo se podrá tarificar exante?.

Hace unas semanas Shenzhen dio algunas luces al respecto. Decretó que los vehículos autónomos podrán operar sin un conductor al volante, pero que aún debe haber un chofer presente en el vehículo.

Hasta ahora, las ciudades chinas habían permitido que los taxis robotizados operaran de manera más limitada con el permiso de las autoridades locales, pero con esto las regulaciones de Shenzhen por primera vez brindan un marco crucial para la responsabilidad en caso de accidente.

El protocolo estipulado reza así: Si el auto robotizado tiene un conductor detrás del volante, él será responsable en caso de accidente. Si el automóvil no tiene conductor, el propietario del vehículo será el culpable. Si un defecto provoca un accidente, el dueño del vehículo podrá solicitar una compensación al fabricante.

Podemos ver cómo la tecnología no solo da mayor bienestar a las personas, si no que abre nuevos rubros dentro de la industria aseguradora, obligándonos a pensar y aprovechar estas nuevas oportunidades

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