La inteligencia artificial (IA) está transformando múltiples sectores, incluyendo el rubro asegurador. Su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos, automatizar procesos y mejorar la evaluación de riesgos ha llevado a una rápida adopción en la industria. Sin embargo, este avance plantea interrogantes sobre el papel del factor humano en la toma de decisiones estratégicas y la necesidad de una regulación que equilibre innovación y supervisión. Además, la evolución constante de esta tecnología obliga a las aseguradoras a repensar sus estrategias y definir los límites entre la automatización y la intervención humana.
La Federación Global de Asociaciones de Aseguradoras (GFIA) ha manifestado la importancia de una supervisión de la IA que sea “equilibrada y proporcionada”. Si bien reconoce los riesgos inherentes al uso de esta tecnología, también enfatiza sus beneficios, como la optimización del servicio al cliente, la eficiencia en la gestión de siniestros y la mejora en la evaluación de riesgos. Asimismo, destaca la importancia de garantizar que la IA se implemente de manera responsable, evitando sesgos y garantizando la privacidad de los usuarios.
La clave radica en encontrar un balance entre la regulación y la flexibilidad, evitando normativas que sean demasiado restrictivas y que frenen la innovación. GFIA ha instado a los reguladores a adoptar un enfoque basado en el diálogo con las aseguradoras, permitiendo que éstas gestionen los riesgos dentro del marco normativo existente sin necesidad de imponer requisitos duplicados. Esto permitiría a la industria aseguradora continuar evolucionando sin perder la confianza del consumidor ni generar incertidumbre en la implementación de nuevas tecnologías.
Por otro lado, más allá de la regulación, un debate creciente en el mundo empresarial es si la IA puede reemplazar la toma de decisiones humanas. Según un estudio de la Universidad de Stanford, el 63% de las empresas que han implementado IA han visto mejoras en eficiencia y reducción de costos. Sin embargo, a pesar de estos avances, la inteligencia artificial sigue presentando limitaciones cuando se trata de decisiones estratégicas complejas.
La IA no puede reemplazar habilidades humanas como la intuición, la empatía y la toma de decisiones en contextos inciertos. El desafío está en crear sinergias entre humanos y máquinas, permitiendo que la IA potencie el trabajo humano en lugar de sustituirlo. En este sentido, las empresas deben enfocarse en formar equipos donde la tecnología y el capital humano se complementen, logrando una combinación que maximice los beneficios sin perder el control estratégico.
Del ejemplo europeo a la realidad chilena: ¿Cómo construir una regulación eficiente?
Mientras en Europa se han establecido normativas para evitar el uso indebido de la IA, en Chile el marco regulatorio aún está en construcción. La experiencia europea muestra que, si bien las restricciones pueden garantizar transparencia y seguridad, también podrían generar trabas para la innovación. En este contexto, Chile enfrenta el desafío de adoptar un marco normativo que permita el crecimiento tecnológico sin limitar su potencial de desarrollo.
En el sector asegurador, la IA se ha integrado en la detección de fraudes, la personalización de pólizas y la optimización de procesos. Sin embargo, la ausencia de una regulación específica podría causar incertidumbre sobre su implementación a largo plazo en el país. La clave para Chile será definir un modelo que permita aprovechar el potencial de la IA sin caer en un control excesivo que limite su desarrollo. Es fundamental que el país logre una regulación adaptativa, capaz de evolucionar con los avances tecnológicos, evitando la obsolescencia temprana de las normativas.
Además, la discusión en torno a la regulación de IA en Chile debería contemplar aspectos como la ciberseguridad, la ética en el uso de los datos y la capacitación de profesionales en el manejo de estas herramientas. “Todos estos temas empiezan a entrelazarse de una manera difícil de aislar y varios de ellos ya cuentan con una regulación vigente en Chile (Ley de Protección de Datos Personales, Ley Marco de Ciberseguridad y Ley Fintech) que tienen como gran hilo conductor “los datos”. La discusión de la Ley de IA, no solo debería ser muy consistente con todas ellas, sino que debe regular y supervisar sin aplacar el potencial que esta tecnología tiene para la sociedad. Es responsabilidad de todos nosotros garantizar una transición equilibrada hacia un ecosistema digital donde la IA sea un activo de valor”, comenta Andrea Triat, Directora Ejecutiva y Co-Founder Asociación de Insurtech de Chile.
El ecosistema insurtech ha sido uno de los mayores beneficiados por la adopción de la IA. Startups y compañías aseguradoras están utilizando modelos avanzados de machine learning, revolucionando la forma en que se interactúa con los clientes, ofreciendo procesos más eficientes y adaptados a las necesidades individuales de cada asegurado.
Un marco normativo flexible y adaptativo podría convertir a Chile en un referente en insurtech en América Latina, impulsando una industria más eficiente y accesible para todos. Asimismo, las aseguradoras deben continuar invirtiendo en educación y formación en IA para sus equipos, garantizando que los profesionales del sector cuenten con las habilidades necesarias para implementar estas tecnologías de manera correcta.
El futuro del insurtech en Chile dependerá de la capacidad del sector para integrar la IA de manera estratégica, sin descuidar la supervisión, la ética y la seguridad.
Fuentes:
https://future.inese.es/
https://100seguro.com.ar/
https://es.euronews.com/
https://www.paislobo.cl/
https://www.camara.cl/