Seguros de vida de altas coberturas y bajo costo en EE.UU.: ¿Podría Chile seguir ese camino?

May 15, 2025

En Estados Unidos, las pólizas de seguro de vida a término, también conocidas como seguros temporales o a plazo fijo, debido a que el contrato se establece por un período determinado, han ganado popularidad por ofrecer coberturas elevadas a precios accesibles. Con primas desde 15 dólares mensuales, es posible contratar coberturas de hasta un millón de dólares, gracias a procesos completamente digitales y modelos operativos basados en automatización y tecnología. Esta realidad contrasta con la situación en Chile, donde los montos asegurados son considerablemente más bajos y los procesos aún dependen, en gran medida, de intermediarios y trámites presenciales.

En el mercado estadounidense predominan dos tipos de seguros de vida: los seguros permanentes, que combinan cobertura vitalicia con un componente de ahorro o inversión, y los seguros a término, que entregan cobertura por un período fijo, generalmente 10, 20 o 30 años, y se caracterizan por su bajo costo. En caso de fallecimiento del asegurado durante el plazo pactado, se paga la indemnización al o los beneficiarios.

Gracias a la digitalización, compañías como Haven Life, Ethos y Ladder han revolucionado el acceso a este tipo de seguros en EE.UU. Estas plataformas ofrecen coberturas de hasta USD 3 millones, sin exámenes médicos (siempre que el solicitante cumpla con ciertos criterios), utilizando algoritmos de evaluación de riesgo, procesos automatizados y suscripciones 100% digitales. Esto reduce significativamente los costos operativos y permite democratizar el acceso a la protección financiera.

¿Qué pasa en Chile?

En el país, la situación es más compleja. Actualmente, los seguros de vida temporales del mercado chileno permiten fijar de antemano tanto el capital asegurado como el plazo de vigencia del contrato, que suele ser de entre 10 y 25 años, y pueden cubrir montos en UF que van desde unos 450 hasta 30.000, dependiendo del plan contratado y la aseguradora. Están diseñados para proteger a aquellos con dependencia económica directa del asegurado, como hijos, cónyuge o padres. Debido a su duración limitada, las primas suelen ser más bajas y fijas durante el período acordado. En caso de fallecimiento dentro del plazo, se paga la indemnización pactada, y si el asegurado sobrevive, puede renovar la póliza o acceder a la devolución parcial de las primas.

Sin embargo, los seguros temporales en Chile enfrentan limitaciones notorias. Las coberturas ofrecidas suelen ser insuficientes en relación con las necesidades reales de las familias, en gran parte porque asegurar montos más elevados resulta costoso. 

Esto se debe, entre otros factores, a los altos costos de adquisición y distribución, que en muchos casos incluyen asesorías personalizadas presenciales, procesos manuales, declaraciones de salud extensas y exámenes médicos. Todo ello eleva considerablemente el valor del seguro, lo que termina por no hacer viable seguros con coberturas adecuadas a las necesidades reales de protección, en caso de fallecimiento de quien genera el ingreso familiar. 

Por otro lado, aunque los canales digitales, como los seguros contratados a través de apps o plataformas en línea, presentan costos de distribución infinitamente menores, muchas compañías no se atreven a ofrecer montos altos en estos formatos, posiblemente por la falta de buenos predictores y reductores de riesgo o simplemente por precaución. En consecuencia, ajustan por capital y terminan ofreciendo coberturas bajas, que difícilmente logran cubrir el impacto económico de una pérdida familiar significativa.

Si bien el seguro temporal es una opción flexible, su desarrollo en Chile aún dista de la realidad estadounidense. De acuerdo con Que Plan, plataforma que permite comparar, cotizar y contratar seguros de vida y salud, el capital asegurado por seguros temporales oscila entre UF 1.000 y UF 10.000. Esta cobertura es significativamente menor que la ofrecida a través de campañas de venta por canales tradicionales y está muy por debajo del monto necesario para brindar una protección financiera real a una familia en caso de fallecimiento.

Replicar el modelo estadounidense en Chile requeriría adaptaciones importantes. Existen diferencias estructurales, como una menor escala de mercado, regulaciones distintas y una cultura de contratación de seguros aún en desarrollo. A esto se suma que muchos procesos en la industria local todavía dependen en gran medida de canales tradicionales y atención personalizada. 

Sin embargo, hay espacio para avanzar: mejorar la educación financiera, fomentar la innovación en evaluación de riesgos y ampliar las plataformas digitales permitiría aumentar el acceso a seguros más asequibles y con mejores coberturas. La experiencia de EE.UU. muestra que, con el uso inteligente de los datos a través de la tecnología y procesos automatizados, es posible reducir costos operativos y ofrecer productos más competitivos. En la medida que el mercado chileno adopte estas herramientas y fortalezca la confianza de los consumidores, podría acercarse progresivamente a un modelo más moderno.

Hoy, solo el 30% de los chilenos declara tener un seguro de vida, según la encuesta “Seguridad y Protección: Lo que les importa proteger a los Latinos” realizada por Chubb, lo que refleja la baja penetración del producto en el país. A pesar de ello, hay señales positivas. El surgimiento de insurtechs chilenas está impulsando una transformación digital que busca ofrecer seguros más simples, accesibles y masivos. Estas startups están modernizando la oferta con plataformas en línea, cotización inmediata y procesos más ágiles.

¿Podría Chile replicar el modelo de EE.UU.?

Adaptar este modelo en Chile no es imposible, pero requiere alinear diversos factores: desde ajustes regulatorios y mejoras en educación financiera, hasta una apuesta decidida por la innovación tecnológica. También será necesario avanzar en modelos de evaluación de riesgo más eficientes y escalables, que permitan reducir los costos y ofrecer productos más competitivos.

Andrea Triat, Directora Ejecutiva y Co-Founder de InsurteChile, comenta al respecto: “Uno de los grandes desafíos en Chile es que todavía se asocian los seguros de vida a procesos engorrosos, caros y difíciles de entender. Mientras sigamos dependiendo de estructuras tradicionales de venta y no modernicemos los modelos de evaluación de riesgo será difícil ofrecer coberturas realmente significativas a precios accesibles. La tecnología ya demostró en otros países que es posible reducir los costos operativos y ampliar el acceso. La figura de los MGA son un claro ejemplo, que deberíamos impulsar en  Chile. Ellos aceleran la llegada a mercados no atendidos con autonomía en el desarrollo de productos, con una capacidad de suscripción dinámica y tecnológica. Tienen motores de suscripción automatizada que integran datos y algoritmos para evaluar riesgos sin intervención humana, reduciendo  el tiempo de emisión, pidiendo menos exámenes médicos y manteniendo una estricta consistencia en las decisiones de riesgo. En ese camino hay harto por impulsar, desde la regulación y desde el desarrollo del ecosistema insurtech”. 

Mientras que en EE.UU. la tecnología ha permitido ofrecer seguros de vida de alta cobertura a precios bajos, en Chile aún hay desafíos normativos, culturales y operativos por superar. Sin embargo, las bases para un cambio están sobre la mesa. A medida que se impulse una mayor digitalización y se avance en regulaciones más incentivadoras, el país podrá construir un modelo asegurador más moderno, accesible y centrado en las necesidades reales de las familias.

Fuentes:
https://www.lhlic.com/es/
https://havenlife.com/
https://www.ethos.com/ 
https://www.ladderlife.com/ 

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